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LA VENTANA COMO UNIÓN CON EL EXTERIOR

Nuestras casas tienen ojos y pulmones. Hay unos elementos que nos unen con el exterior, dejan pasar la luz del día, nos enmarcan un paisaje y nos invitan a perder a veces la mirada. En estos días son puntos de reuniones con vecinos y han llegado a ser el centro de dinámicas sociales para el entretenimiento del barrio, pero por el contrario también nos privan de intimidad. Son una parte muy sencilla de nuestro hogar pero con muchas funciones ¿Ya sabéis qué es? ¡correcto! las ventanas. Con tres funciones básicas, iluminación, ventilación y conexión con el exterior, pueden además cumplir otras muchas necesidades.

Os presentamos unos ejemplos de las ventanas que van más allá de esas tres necesidades.


Empezamos con un maestro de la arquitectura española, Alejandro de la Sota.

“En Salamanca, como en muchas ciudades españolas, las gentes que las habitan todavía se interesan por los demás conciudadanos. Les interesa ver qué pasa en sus vidas a través de lo que desde su vivienda ven en la calle. Necesitan “mirar”, necesitan “miradores”. La calle Prior es estrecha, no admite miradores normales; los que se proyectaron son pequeños, efectivos y cómodos, para estar tiempo en ellos, incluso los niños; son resistentes.”

Este “mirador-ventana” sale completamente del plano de fachada, lo que le permite la visión en todos los ángulos uniendo más el espacio privado de la vivienda con la vía pública y sacando la vida a la calle pero sin salir de casa, con gran ligereza y sencillez en su conjunto. Una ventana en la cual puedes pasar tiempo dentro de ella. El estar tiene la misma entidad que el mirar.

Fotografía del archivo de Alejandro de la Sota.
Bloque de viviendas construida en el 1963 por Alejandro de la Sota en Salamanca.

Normalmente la ventana supone mirar de forma vertical, por eso el siguiente ejemplo cambia nuestro recorrido de mirar a través de ella para pasar de vertical al horizontal. A una altura cómoda para ver, usada tanto tumbada como de pie, se pierde la ventana como elemento por estancia, ya que esta atraviesa de forma continua la fachada. El hueco horizontal permite una luz más uniforme al interior.

Aquí no solo enmarca el paisaje del exterior, si no que desde su fachada oeste encuadra el alma de este proyecto, la rampa que atraviesa de forma diagonal el hueco en la fachada. Situada en el centro de la casa, hace que andar por ella se haga de forma ceremoniosa. El final de la misma no puede ser otro que una apertura rectangular con una pequeña repisa que nos invita a apoyarnos y contemplar el paisaje que enmarca sobre el rio.

Paris 1928-1931 Fotografías de cosasdearquitectos y de Enrique Villar.

La obra del arquitecto donde encontramos la siguiente ventana va más allá del plano vertical de la fachada. El espacio a doble altura donde se ubica es un salón-comedor separado por la chimenea que con su colocación en ángulo refuerza la relación entre espacio-ventana-chimenea. Diseñada para cumplir las funciones básicas de iluminación gracias a grandes ventanales y la incorporación de elementos opacos que permite el “control” de la entrada de luz, y una ventilación a través de dos pequeños elementos abatibles, Kahn construye un refugio con la ayuda del mobiliario que divide la ventana en una composición que enmarca desde diferentes ángulos y tamaños el paisaje, invitando al usuario a formar parte activa de la vista.

Estados Unidos 1960 Fotografías de Wikiarquitectura.

No se puede hablar de ventanas que van más allá sin hablar de Enric Miralles y el Parlamento de Edimburgo. La misma forma de ventana-mueble-asiento se extruye al exterior y cada una de ellas corresponde a un despacho. Su forma caprichosa en V recuerda a las piernas del cuadro de Rauburn “El reverendo Robert Walker patinando en el lago Duddinngston” mientras que su azul eléctrico a la Bandera Escocesa. El interior puede recordar a las ventanas cortejador de los antiguos castillos, dos bancos enfrentados donde sentarse y hablar.

Escocia 2004 (Fotografía de Plataforma de arquitectura)

Para terminar una ventana dibujada, pero que juega con el dentro y el fuera: la portada del libro “Delirio en Nueva York” de Rem Koolhaas” publicado en 1978. Se puede ver una gran ventana con unas divisiones que recuerdan a la cuadricula de la ciudad de Nueva York, la cual mira a través de ella de fuera a dentro y viceversa (nosotros como espectadores miramos). Nueva York se pierde en el horizonte mientras dentro acostados en la cama se encuentran los amantes, dos edificios muy representativos de la ciudad, el Chrysler y el Empire State acostados con la prueba del delito en el borde de la cama y en la puerta el Rockefeller Center. No se sabe quién ha sido infiel a quién. A los pies de la cama también esta Nueva York a otra escala, en la alfombra con Central Park. Se crea un juego con el interior y el exterior, la ciudad esta fuera y dentro a la vez, Nueva York se vigila en ambos sentidos gracias a la ventana que ahora nos quita la privacidad que veces tanto queremos.

Estados Unidos 1978 Portada del libro Delirio en Nueva York.

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